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jueves, 4 de junio de 2015

LOS MONJES CARTUJOS

LOS CARTUJOS






El comienzo de la historia de la Orden de los Cartujos, mitad leyenda, mitad realidad, acaece hacia 1084 cuando San Bruno y seis acólitos, se retiran a orar en la búsqueda de Dios en el desierto de Chartreuse, siendo consentidos por el obispo de Grenoble a construir un cenobio gracias al sueño que tuvo al visionar siete estrellas que bajaban a la tierra.
La Orden de los Cartujos, es a lo largo de casi diez siglos la que ha profesado en la práctica más austeridad de todas las órdenes de la Iglesia Católica.
Fundada por San Bruno en el siglo XI con el lema:  “STAT CRUX DUM VOLVITUR ORBIS” = “LA CRUZ INAMOVIBLE MIENTRAS EL MUNDO GIRA”, busca una vida de oración y contemplación y a través de los votos de obediencia, pobreza y castidad, unidas al total silencio, conducir a la unión espiritual con el Sumo Hacedor.




VIDA MONACAL
Organización:
Un padre Prior, es el responsable máximo, es el encargado de velar por el cumplimiento de las reglas y de asignar las tareas generales para el mantenimiento de la comunidad que realizan los monjes independientemente y que quedan reflejadas en una tábula (tabla) artística y artesanal, colocada en la recepción del Monasterio.
Un monje procurador, que atiende las necesidades materiales de los residentes: monjes y hermanos.
Viven en la Cartuja dos clases de religiosos, los CARTUJOS propiamente dichos que profesan y reciben la ordenación sacerdotal,  pero exentos de la dependencia de obispos y cardenales. Sólo obedecen a su propia jerarquía que emana de un consiliario en contacto directo con el Vaticano. La segunda clase son los HERMANOS, que atienden a las necesidades de los Monjes, divididos en Conversos (con votos) y los Donados sin ellos.


LA CARTUJA.

Generalmente de gran extensión por las curiosas características eremitas que practican, así, los lugares comunes como el Claustro, Sala capitular, Refectorio, Iglesia, Dependencias de servicios, etc. Y, las celdas de los monjes que poco tienen que ver con las ideas preconcebidas en otras órdenes.
Consta la "CELDA" de una primera sala con un reclinatorio y un altar a la Santísima Virgen, donde el monje reza cuando entra y sale de ella y otros momentos de recogimiento, que son muchos. Un salón espacioso con una fuente de calor y un escritorio para trabajar leyendo o escribiendo y otras funciones intelectuales. Una sala dormitorio para el descanso, Un taller para prácticas manuales donde según sus dotes practican la pintura, la encuadernación, la carpintería, etc., un servicio con sanitarios (La ducha es un viejo artilugio) y por fin, un huerto personal para el cultivo de verduras, hortalizas, frutales, flores...para contribuir al mantenimiento del convento y el excedente para obras sociales. Generalmente, puede haber un segundo piso que se utiliza como leñero.

LA COMIDA.
Por regla general es servida por los hermanos a los monjes en su propia celda pasándola mediante un ventanuco junto a la puerta a media mañana y por la tarde.
Pescados, legumbres, verduras y frutas componen su régimen donde la carne está completamente prohibida (Aún en caso de enfermedad) y los huevos, leche y sus derivados tampoco entran en su alimentación en épocas de Cuaresma y Adviento. En los meses de Septiembre a Diciembre, sólo hacen una comida a día reservando para la cena un pequeño panecillo o bollo. Una vez a la semana (Optativo el día) pero generalmente el lunes, sólo ingieren pan y agua.
Se reúnen para comer en el refectorio, los domingos y días de fiesta, sentándose aparte los hermanos y donde se leen pasajes bíblicos. El vino, de su propia cosecha, está permitido en pequeñas dosis.



EL SILENCIO.
Proverbial en el conocimiento general. Es el eje en el que se sustenta toda la vida monacal. Es fundamental para la oración y la contemplación y la palabra sólo se utiliza para el canto en los oficios.
Los domingos y fiestas, después de la comida común, hay un período de una hora (no es estricto) para hablar y cambiar impresiones generalmente sobre lecturas y donde el padre prior aprovecha para compartir noticias sobre los acontecimientos que acaecen fuera del monasterio ya que es el único con acceso a la prensa. Otros medios de comunicación, simplemente, NO EXISTEN.
Un día a la semana, los lunes, se hace un paseo de tres horas fuera del convento donde pueden explayarse con la palabra, paseando en las propias extensiones de la Cartuja o por otros lugares, incluso habitados, donde no pueden recibir nada de los lugareños ni hablar con ellos.
El GRAN PASEO, es un día entero fuera del Convento, con comida comunitaria en el campo y que se celebra una vez al año.
La regla de Silencio es tan estricta, que incluso no se emplea la palabra en los trabajos comunitarios (Excepto lo imprescindible para el buen desarrollo de la tarea). En el ir y venir por el claustro en los traslados (muchos) de sus celdas a la iglesia para los oficios: maitines, tercias, sextas, nonas, etc. también mantienen completo silencio.



VIDA ESPIRITUAL.
Hacen dos turnos de sueño. El primero desde las 8 de la tarde a las 11.30 de la noche, acuden la iglesias y se acuestan de nuevo a las 3 de la madrugada para levantarse a la 6 y media para comenzar las tareas del día.
Descontando las horas de sueño, los trabajos manuales, comidas, aseo, etc., el tiempo de oración y estudio es de 14 horas, repartidas mitad en la celda, mitad en la iglesia.
Los libros de coros guían el canto de los Cartujos con total ausencia de instrumentos. La Santa Misa, el rosario y otros oficios, aparte de los comunitarios, las realizan exclusivamente para ellos el altares (pequeñas capillas) en los claustros menores.


LA MUERTE





El cementerio Cartujo, participa de la sobriedad y la pobreza que impera en la Orden. El algún lugar del jardín del claustro, entre cipreses, unas simples cruces sin inscripciones ni marcas, indican la presencia del camposanto.
A su muerte, se cava una fosa en la tierra del patio y mientras se lava al monje, se le colocan el escapulario-cilicio, el hábito blanco y se cose la capucha; en una mortaja oscura y tosca se le envuelve y con unas angarillas por el claustro se le lleva a la tumba abierta, no sin antes haber velado el cuerpo con monjes pareados y un gran cirio a los pies. Tras los rezos se le deposita directamente en la tierra.



CHARTREUSE.
Conocido y de gran fama es el licor que ancestralmente se fabrican en las Cartujas.
El Chartreuse, de exquisito sabor y alta graduación alcohólica (40-58º), según las variedades verde, amarilla o blanca, está compuesto de alcohol puro de vino y de las esencias de más de 150 plantas (53 de ellas crecen en los Alpes) y cuya composición es un secreto tan bien guardado como el de cierta bebida espumosa conocida en todo el orbe.
Todos los beneficios obtenidos de su venta y distribución se destinan al mantenimiento de los Monasterios Cartujos y el resto a obras sociales.

©Marcial-Jesús Hueros Iglesias.
Mayo 2015



(El hautor, certifica, que después de sucesivas revisiones, este artículo no contiene ninguna errata)

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