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sábado, 19 de marzo de 2011

la roca del verdín



Hoy he vuelto a la roca del verdín, después de muchos años.

Unos charcos entre roquedos graníticos, como panzas de la tierra.
Yo, era el americano,
tú, la bailarina, gitana y guapa,

y. en medio del charcón más grande, una pequeña roca, que desnudos, rodeamos con nuestros jóvenes brazos, resbalando nuestros cuerpos por el suave y gelatinoso
verdín.

Y. cuando mi mano, descansó en tu sexo ardiente,
toda la dehesa calló.

Fuera del agua, dos cabezas que aparentemente ajenas, besaban la piedra; abajo, el deseo incontrolado que no enfriaba la fresca agua.

No se cuanto tiempo pasó-infinito-mientras tu cuerpo se entregaba 
a mis torpes caricias.

Sentí que, por un momento,
!el mundo había dejado de existir!




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