Si en las ensombradas tardes
de un otoño gris,
encontrase tu mirada alegre
tu sonrisa y,
el áurea tibia de tu paz sublime.
Si en crepúsculos obscuros
sintiera tu presencia junto a mí.
Tu sombra fundida en la mía.
Si supieras que estás tan cerca
que me aleja de tí tu amor,
tu anhelado amor.
Si supieras que,
cuando a nuestro alrededor
todo se hunda,
sólo quedaremos tú y yo:
tu presencia etérea y
mi nostalgia añeja.
Quién nos erigirá en el exponente
de la presencia del amor, que,
por siempre y,
para siempre, pervivirá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.