martes, 22 de mayo de 2012

EL CRISTO DE LOS HUEROS. O de la veora 05122008


            
EL CRISTO DE LOS HUEROS.












                
       











Era el último día con Cuco -ocho de diciembre- aunque yo no lo sabía, bajamos 
apartándonos de la carretera hacia la antigua “Venta de Sevilla”, cuyo nombre rezaba en la portada, confeccionado con chapas de botellines (platis, los llamamos por aquí). La casa franqueada por dos enormes parrales de sombra, que ya secos amenazaban derrumbe.Y, aquí vivió holgadamente la ilustre bruja del sur de Extremadura quien a base de hechicerías y sobre todo de engaños, celadas en la que caía el ignorante paisanaje de la posguerra.

La casa, remodelada después de su muerte, amenazaba ruina; en su interior un “totum revolutum” de muebles rotos, sillones viejos, restos de trajes de carnaval y mil cachivaches, tantos, que en algunas habitaciones cubrían más de medio metro del suelo.

¡Allí, encontré al Cristo!, (Es una forma de expresarse). Sólo el poste central y el brazo derecho de la Cruz. Al voltearlo, una imagen tallada en madera toscamente, a la que igualmente le habían amputado el brazo del mismo lado. Del hombro mutilado asomaba un perno de madera reclamando el miembro perdido. Pensé en llamarlo el Cristo mutilado de “la veora”, en recuerdo de la vieja bruja. 

Después de lavarlo y limpiarlo, pensé en la tarde ¿Y si no es mutilado mi Cristo?. Pero ¿Quién encuentra algo en aquel maremagnum de archiperres? Y salí decidido, sin la compañía del “Cuco” revoltoso. Salté por encima de tanto cachivache y me situé donde apareció el Cristo mutilado. Encima de una desvencijada mesilla ubicada en un rincón de la estancia había una pieza, sucia, polvorienta que al limpiarla resultó ser la peana de la imagen

¡Un trozo del Gólgota, pensé! El descubrimiento me animó y comencé la tarea de trasladar todos los bártulos de media habitación a la otra media. Gracias a la paciencia, apareció el brazo perdido de la cruz, intacto pero sucio.

¡Nuevos ánimos! Pero el brazo del Cristo (7 cms. de largo por 1 de ancho),se me antojó algo difícil. Amenazaba la tarde lluvia, cuando a través de la ventana, un coche de la Guardia Civil, que se detiene junto al mío.

¿Cómo explico que ando a la búsqueda del brazo mutilado de un Cristo?
 
¿Cómo hacerles creer en mi vocación de rescatar Vírgenes y Cristos abandonados?
Sería como decirles bajo una fuerte tormenta, que la has venido buscando. ¡Que las coleccionas! ¡Como mínimo, irías a parar al cuartelillo, sino al siquiátrico!
Salí de la vieja casona con una bolsa de plástico y un bastón viejo que allí hallé, y simulé ser un buscador de caracoles.
(Laconismo):
-¡Hola!
-¡Hola!
-¿Qué tal?
-¡A caracoles!

-¡Nada!
-¡Adiós!
-¡Adiós!

Seguí en mi infructuosa y fingida búsqueda, 
hasta que desaparecieron carretera abajo. Había ahora que trasladar la medio llena habitación, a la otra media vacía. Volaron colchones meados de infantes, cortinas, ropas mil, juguetes, etc.
Y de pronto, allí entre tanta cochambre, encontré el brazo izquierdo de Mi Cristo, no entero,
¡Le faltaban los mismos dedos que a mi padre! fruto de la maldita guerra y por ello lo bauticé como:
“EL CRISTO DE LOS HUEROS” O de la “sibila veedora”.



Marcial-Jesús Hueros Iglesias. 051208. Badajoz.

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