SANGRE EN LA RAYA
Volaba el coche del egipciano, destartalado,
sucio, casi moribundo,
chatarra preñada de muerte
ávida de carne joven.
Y, en aquella estrada, la encontró:
tres “bicis” y diecisiete años de muerte.
Cuerpos rotos al rechinar de la frenada y,
un mundo de ilusiones se diluyó
en una fresca mañana soleada.
Tu inexistencia joven, tu pelo rubio, tu cuerpo roto,
amansaba los trigales verdes recién nacidos,
y la roja sangre que escapaba
de tu frágil humanidad.
Dos banderas para la muerte en la Raya:
Amarillo de tus cabellos y roja sangre
de los colores de España;
Verde de trigales y carmesí de tus venas
para la bandera de Portugal.
La mirada de tus azules ojos se perdió
mirando al cielo igual de azul,
para sumergirse en la inmensidad,
de los sueños rotos.
¿Cuánto dolor, cuánta lucha para la Nada?
Sólo queda esta cruz de recuerdo en una estrada solitaria,
qué el tiempo ajará, el viento y la lluvia destruirá,
y no quedará ya, ni el triste recuerdo de tu breve
existencia.
Irene 16cuatro07
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