miércoles, 16 de mayo de 2012

JORNALERO 08122004 (R.Corto)



JORNALERO





Rubicundas nubes engalanan el sol poniente, que cede renqueante aunque inexorable, y deja paso a la noche. 

      La muerte, implacable, liberadora, ronda la cuna del niño, que febril, agoniza en míseras sábanas. Sus grandes ojos, recién abiertos al mundo, languidecen incómodos en sus órbitas.

Ya no llora, sólo sufre, asustado de su propia levedad y la "Vieja", va sorbiendo el calor del pequeño cuerpo sedoso, sudoso y sucio.

Y, cuando expira...el silencio, no hay lágrimas ni lamentos de los callados y diminutos deudos que lo rodean en el interior de la vieja choza.
Los niños tocan el frágil cuerpecito en un adiós en penumbra.

Sale padre con el atadillo del hijo en brazos; al hombro, el azadón amigo y se pierde en la noche, dejando en la luz del fuego las cabezas recortadas de los pequeños.

Bajo la luna testigo, deposita con todo amor su carne en el suelo helado y...cava...no piensa, cava, profundiza para que las alimañas no profanen la párvula tumba.

y, tarde, regresa solo, con la inmensa soledad de un hombre solo.

Rescoldos del fuego, caras infantiles que duermen serenos y... entra en su yacija de juncos, adivina el cuerpo frágil de madre, se tapa con la áspera manta y concentra su mente en las respiraciones acompasadas de los niños y sabe que falta una.

Madre, seca de lágrimas.
-¿En que piensas?
-Afuera hace frío, mucho frío... tendrá mucho frío.

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