sábado, 31 de julio de 2010

!QUÉ BUENOS ERAMOS CUANDO LAS RISAS!.02082000.Río Guadiana.

¡Qué buenos eramos
cuando las risas!


Las risas se han ido,
el viento otoñal las barrió


¿Dónde está lo bueno que eramos?


¿Pórque no me dijiste
que me ibas a dejar
en el camino?


¿Pórque me abandonaste
dejándome dormido
bajo el viejo sauce?
y... te esfumastes
con la brisa
de la tarde cálida.




El bosque infinito, rumoroso,
nos disolvió, ázucar
bajo la lluvia.


!Qué tristeza!
!Cúanta soledad!


Dibujados arcos-iris
enmarcaban la escafandra
del cielo.
Lluvia que enverdecía los tallos,
el suelo, y tú...


!Ya no estabas!


!Qué buenos eramos
cuando las risas!


Cuando el sol acariciaba
suavemente los labios.


¡Y, te has ido!


¿Quién te ha herido?
la fé o el desengaño.
¿Quién te mintió cuando las risas?


Tú o Tú.


Era así, sin disfraz,
y no lo supistes ver o...
!No quisistes?


Cuando la hojas vuelen
al descanso, ocre, crujiente
del lecho.


Cuando los chopos brillen
en los húmedos atardeceres
de eternas lluvias.


Cuando la calma del crepúsculo
nos mate, las fuentes de mis ojos se vaciaran
para susurrarte:


!Qué buenos eramos
cuando las risas...Amigo!


Rio Guadiana.020800
M.J. Hueros I. Badajoz.

HOJAS QUE GIGANTES BROTAN.... 03082000

Hojas que gigantes brotan
de los tallos de la espuma,
verdes, cobijadas,
en las oscuras nieblas del amanecer
en este invierno frio.

Aguas intrépidas, gélidas,
que reptan jubilosas
buscando la quietud del lago,
la paz.

Sueños dormidos
en la faz del viejo aldeano,
arruga y cueros de eternos años,
de vanas ilusiones.

Rocio en las telarañas,
minúsculas gotas geométricas,
formas dibujadas en los matorrales
del ribazo.

Escarcha en las briznas
de aterciopeladas hierbas.

Eterna noche,
soplando el viento lúgubre
en las rendijas
de la vetusta choza;
Yacija acogedora
de sueños adolescentes,
cálidos.

Lluvia que, adormecida,
acaricia el cuadro vivo
de la polícroma y
cansada aldea
que enturbia la luz blanca
de los añejos faroles
de las esquinas,
pintando,
la sombra,
ocasional,
extraña
del caminante.

...bendito sol...
...maldito sol.

ADELFAS BLANCAS PARA LA NIÑA IRENE 02122000 Río Guadiana

Frágil cuerpo,suave sonrisa
que el rio asesinó,
truncó en plena juventud.



¿Porqué volaste del puente
para arruinar tu juvenil alegría?
en las piedras del fondo y...
dejar tu cuerpo abandonado
a las corrientes del traicionero cauce.



Qué infausta mañana,
tú cuerpo apareció,
flotando en las negras aguas.

Cuando tu cuerpo yerto
convertimos en cenizas
para devolverlas al lecho mortal
y, vagar hacia el infinito piélago.

!Cuánto hay de tí
en cada planta,
cuánto hay de tí
en cada pez
que salta jubiloso!

!Cuánto hay de tí en los aromosos
eucaliptos del verano!

!Cuánto hay de tí
en cada ranúnculo
que asoma en las aguas!

Porque tú eres el río
y el río eres tú,
adelfas blancas
para la niña Irene.
Rio Guadiana 021200
M.J.Hueros. Badajoz.

martes, 27 de julio de 2010

Momentos Paula 190210

!No se que siento

con tu cuerpo excitado!

Ardiente, esperando el sublime momento

en que la vida no sea nada.

Cuando la mente se enajena,

vaga a otros mundos.

Cierra los ojos y,

miraté dentro.

Suspira que el momento es tuyo

!Y, mio!

y, un poco, deja que el caudal de la vida,

explote y se derrame sobre toda la tierra

!Qué es tuya!

y dejamé que yo sólo sea,

un pobre espectador,

que ama Tú vida.

Alineación al centro

TU NOMBRE Paula 200210

No diré nunca tu nombre.
Tu nombre es sólo tuyo y mio,
es mi tesoro, nuestro tesoro.
No diré nunca a nadie tu nombre
que a más de mí y de tí , le pertenece
a los arcanos que hicieron de mí
un ser amante.
Sé que tu nombre es mio,
casi impronunciable,
pero anida en mi corazón:
se revuelve, me lastima, me ahoga...pero,
!No diré nunca tu nombre!

OLOR 24032010 a Paula

Cuando todo me huele a tí,
cuando nuestros olores se confunden,
piel con piel.
Besé tú cuerpo y olía al mío:
¡Era el mismo aroma de cariño!

lunes, 26 de julio de 2010

LA FOTOGRAFIA

No empezó bien la mañana. Llovía a mantas sobre la sierra y así había sido los días anteriores. Los riscales rodeados de ancianos alcornocales brillaban como recién barnizados por la neblina húmeda que los envolvía.

A media ladera se desdibujaba por las cortinas de agua, una valla blanca que cercaba el viejo cementerio portugués destacando en la marea de helechos sardineros, verde brillante.

Anduve por las callejas vacías, errante- !la verdad!-sin nada que hacer; algunos parroquianos adormilados, tomaban aguardiente en la única tasca del pueblo, pueblo por llamar de alguna manera a aquel conjunto de viejas construcciones que amenazaban ruina de las que el humo trataba de alcanzar la calle en penitente lucha contra el aguacero y, tasca por llamar tasca a un local sucio y obscuro donde se vendía de todo lo básico para una comunidad pobre como aquella.

Me vencía el aburrimiento y sentía algo de frío que me reconfortaba.
Terminada la doble fila de vetustas casonas un sendero embarrado invitaba a la ascensión a la sierra, !Y, sin nada mejor que hacer...!

No tardé en entrar en calor-iba bien abrigadoy, me sentí feliz con la lluvia y el viento azotando mi cara; más arriba, el agua se hacía niebla, no tan espesa como para no ver la senda pero añadido al silencio de la sierra el ambiente era inquietante. Un muro blanco cortaba la falda del monte entre los alcornoques; sin duda era el camposanto que se adivinaba desde las últimas casas del pueblo.

La cara ardiendo, el cuerpo empapado y exultante ante una verja negra que rompía la monotonía del muro, forja coronada por un arco de medio punto en cuyo cimborrio destacaban cuatro cifras
1.852, sin duda la fecha de fundación como última morada del los habitantes del pueblucho a orillas del riacho.
Traspasé la puerta buscando un refugio-no tenía cerradura-¿Para qué?, pensé sonriendo. La vieja capilla si estaba fechada pero su alero me cobijó.. Desde la puerta de la capilla en la parte más alta, se dominaba todo el camposanto y más allá del muro, entre la neblina, se adivinaba vagamente el pueblo rajado por el riachuelo.
Todo el suelo del recinto cercado aparecía cubierto de tumbas de blanco niveo-material abundante en las sierras de alrededor- y coronadas por ángeles o cruces de la misma factura y sobre los lechos ajadas flores de perdidos colores que rompían la monotonía alba de los enterramientos.Lo que más llamaba la atención, eran las fotografias con la cara del difunto en algún momento de su anterior vida, gentes viejas como en daguerrotipos antiguos de color sepia, algún joven risueño-lleno de vida, entonces- y muchos niños que los tórridos veranos llevaron al cercado de la sierra. Debajo de la efigie la filiación del fenecido y las fechas del orto y del ocaso.

Se acercaba el mediodía cuando la lluvia amainó y pude salir de mi cobijo bien enfundao en el abrigo y vagué por entre los túmulos mortuorios, tan juntos unos a otros que parecían buscar calor o compañia en tan inhóspito suelo. Esa dificultad para deambular entre las tumbas y la gran cantidad de precipitaciones caidas en los últimos días, propiciaron que pisara en hueco y mi pierna derecha se hundiera hasta más arriba de la rodilla, enfangándome el terno nuevo.
Trabajo me costó liberrarme; sentía como si una fuerza desconocida tirase del miembro hacia el fondo.
Me reía interiormente mientras trataba de adecentar un poco mi maltrecho pantalón. Sonrisa que trataba de ocultar una cierta aprehensión.


No se que llamó mi atención al fondo, junto a la tapia- quizás el reclamo vocinglero de un mirlo escapando a lo alto de un ciprés-eternos guardianes de los difuntos-algo familiar en una tumba:
la fotografía. Representaba mi rostro como si hubiera sido hecha esta misma mañana a la salida del pueblo. No había dudas, era mi sosia, ese otro yo que dicen que todos tenemos en algún lugar; debajo de la imagén dos fechas: ORTO, la fecha de mi nacimiento. OCASO, la fecha de hoy, día mes y año que comprobé perplejo en mi reloj de pulsera. No había duda, era el día de hoy.

Se hizo evidente el escalofrío que sacudió mi espalda mojada; el temor se hizo miedo y terror al ver en la tumba de al lado mi misma fotografía, mi mismo nombre y las dos fechas. Donde dirigiera la mirada, mi imagen en cada tumba, hasta la tapia todas eran mi tumba.

Corrí espantado buscando la salida sólo para comprobar que la puerta... estaba cerrada.

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Olía a pan recién hecho por todo el poblacho. Abierta la tahona escasos lugareños se acercaban resguardándose de la lluvia que no había cesado en toda la noche. Ajena, una anciana subía por la estrecha senda del monte camino del cementerio. Avanzaba trabajosamente sin importarle el tiempo a cumplir con la visita diaria a la tumba de su esposo. Allá entre las lavadas sepulturas de blanco mármol, me vió, un obscuro bulto que la mañana anterior no estaba allí.

Las manos crispadas, la espresión de terror en el rostro y los ojos perdidos en el vacio de los cipreses llorosos. Lo bajaron en unas parihuelas al pueblo.
El médico, en el mismo camposanto certificó mi muerte.
-¿Un ataque al corazón doctor?
- Un ataque si, pero de !pánico!

Castelar.200710

sin nombre0

Primavera 2010.
Paula es la ilusión.
El nombre que jamás pronunciaré.
!No tiene sexo!

sin nombre_7

Paula:
!Ya no lloro por tí!
!Lloro por el mundo!

sin nombre_6

Te hice un nido de sueños
para que descansaras
y, lo abandonastes.
No lo supiste ver,
estaría mal tejido,
!Qué torpe fuí!

sin nombre_5

¿Quieres que vuelen las cometas?
la tuya cuadrada; la mía un simple trapecio.
Tan distintas formas y
una misma ilusión.
!Qué vuelen las cometas!

sin nombre_4

No necesito
saber quien eres,
sólo sentir
que estás aquí.
Ya se que no me quieres
¿No?
pues deja que yo a tí, si.

sin nombre_3

Hoy que estás conmigo
ya nada importa,
si el mundo muere,
que muera,
!Ya no lo necesito!

sin nombre_2

Llegaste en la obscura noche,
acaricié tus pechos incipientes,
tu cuerpo libre, casi encendido
y me besates sin ganas.
!Así eres!.

sin nombre_0

Cae la noche y,
afuera hace frio.
Huérfano está mi lecho sin tí,
hoy no has calentado
con tu cuerpo,
las pobres sábanas
de mi yacija.
En la noche mi lecho es frio...
!casi mortuorio!

sin nombre_1

Gotas en tu pelo negro,
está lloviendo en tí,
besa la lluvia. En ella
y en la distancia...
!te beso yo!