viernes, 28 de junio de 2013

El lince escritor: EL JILGUERO Y LAS CULEBRAS.

El lince escritor: EL JILGUERO Y LAS CULEBRAS.: EL JILGUERO Y LAS CULEBRAS. Marcial-Jesús Hueros Iglesias. Junio 2013. Acechan las culebras subyugadas al suelo, al m...

EL JILGUERO Y LAS CULEBRAS.






EL JILGUERO Y LAS CULEBRAS.





Marcial-Jesús Hueros Iglesias.
Junio 2013.





Acechan las culebras subyugadas al suelo, al maloliente légamo,
el canto del jilguero, posado en un cardo.
Intentarán mil añagazas, mil celadas, mil trampas,
arrastrándose, serpenteando
para alcanzarlo,
engañándolo para sorprenderlo y ...
destruirlo.

Mas, sólo con extender las alas,
mostrará su belleza,
y se alejará
de la fetidez de la ciénaga.

Cuando te acechen las maledicencias, las calumnias...
¡Vuela alto!
Cuando quieran herirte con injurias, con falsos testimonios...
¡Vuela más arriba!
Cuando los prejuicios y envidias intenten derribarte...
¡No olvides seguir volando!


NINGÚN REPTIL PODRÁ VOLAR POR MUCHO QUE LO INTENTE...
¡NUNCA LLEGARÁ A SER PÁJARO!



jueves, 20 de junio de 2013

Petirrojo.








PETIRROJO



¿Sabes Petirrojo?

si te hubiera cortado las alas,


ahora, estarías a mi lado.


¡No habrías volado!


Pero ya no serías un pájaro,


y yo lo que amaba era a un... Petirrojo.



mjh.Jn.13.

jueves, 6 de junio de 2013

GANÍMEDES.











GANIMEDES


!NO ME JUZGUES! 
                                                                                                                                                                                                                ¡NO ERES NADIE! 
                                                                                                                                                                                          PIENSA QUE YO HE APRENDIDO A NO JUZGAR NADA,                                                                                                                            !NO TENGO DERECHO!

!NO ME ACONSEJES!                                                                                                                                                                                NO ME ATREVERÍA A ACONSEJARTE SIN ANTES HABER CALZADO TUS ZAPATOS, 
                                                                          POR ESO !NO ME JUZGUES!

Y, SI TE ATREVES A JUZGARME...
                                                                                                                                                                   !OLVÍDALO! ME DA IGUAL.

NO APACIENTO LOS REBAÑOS DE OVEJUNOS SUMISOS,                                                                                                                                         QUE SE ACOMODAN A LOS PASTOS VERDES QUE EL AMO LES DÁ,                                                                                                                                 A CAMBIO DE UN SACRIFICIO SILENCIOSO Y OBSCURO.      

                                                                                                                290109

domingo, 2 de junio de 2013

LA LEYENDA DEL MESTO.










LA LEYENDA DEL MESTO.



Marcial-Jesús HUEROS IGLESIAS.
A BUGI y ALE.






El cerro de la Muela, a una legua poco más, descansa su ladera en la llanura del camino a los Reinos de Granada y Córdoba. Extensas dehesas de encinas y alcornoques de fragoso sotobosque, regadas por el arroyo Riverillas que rinde tributo de aguas, más abajo, rodeando la Alcazaba, al gran y caprichoso Anás.
En las amplias llanuras, abunda la caza de jabalíes y osos, venados y linces, para la caza con arcos y lanzas; liebres, perdices, francolines, conejos...muy apreciadas para el arte de la cetrería.

El rey taifa de Badajoz  ABU-YACUB, hombre venerable y apasionado de la guerra y de la caza, marcha ufano a la cabeza de la partida. Con él, su mano derecha, su Visir IBN-ZAID, teólogo y sanguinario guerrero, perseguidor furibundo de infieles; detrás, otros nobles de ricas vestiduras, en caballos árabes enjaezados con espléndidas galas, más oportunas para un desfile que para una expedición venatoria. Los siguen, los halconeros, los guerreros y la guardia para protegerlos en aquellos días inciertos en que cada vecino, es un enemigo.

Se adelantan el Rey, su Visir y algunos nobles para no espantar la caza, evitando el tumulto del séquito, lo que permite que los lances se sucedan en aquella luminosa mañana.
ABU-YACUB se siente feliz, libre de los altos muros de la muralla de la Alcazaba y orgulloso de su reino que alcanza hasta las playas del la mar oceana atlántica por el oeste y limita con la gran Al-Ándalus
 donde dominan sus hermanos de religión, pero feroces enemigos en sus ansias de territorio y poder.

Vencido el mediodía, y con sol en lo más alto, las carreras han agotado jinetes y cabalgaduras, que sudan profusamente bajo los hombres de los inclementes sayones.
Más adelante una pequeña vaguada, de aspecto fresco y allí un viejo ermitaño, ha levantado una cabaña rodeada de un exuberante huerto que lo mantiene y cubre todas las necesidades de su austera existencia. Al fondo de los frutales, el pozo de agua helada que se abriga del sol con un gran árbol, majestuoso, más verde que el resto, ejemplar en sazón, que en otro tiempo podía albergar en su sombra más de trescientas ovejas.
Jesús, era un viejo solitario curtido en mil guerras, rey de las escaramuzas y que un día, cansado y ahíto de muerte, decidió vivir extramuros, libre, a sabiendas del riesgo que arrastraba, sujeto al capricho o voluntad de cualquier horda armada, fueran cristianos o moros. Hombre de profundas raíces cristianas, temeroso más de Dios que de los propios hombres.

 Allí estaba, sachando el huertecillo, cuando vio venir aquella cabalgada de ocho hombres tan ricamente ataviados y armados; no levantó la cabeza de su tarea, ni tan sólo curioso ante tan inusual escena.

    -¿Sabes ante quien estás, sucio anciano?, arrodíllate ante tu señor.
Dejó el sacho con que el que limpiaba los yerbajos de los surcos, que amenazaban con asfixiar la cosecha y sin atisbo de arrogancia:
  -Noble, ya por las cabalgaduras y vuestras ropas adiviné que eráis de alta prosapia, aquí tenéis a vuestra disposición todo lo que poseo, mi cobijo, mi pan y mi agua para calmar vuestros apetitos y el de los caballos pero, yo sólo me arrodillo ante mi Señor.
    -El es tu señor, tu Rey, uno de los hombres más poderosos de la tierra conocida, viejo insolente- el Visir Ibn-Zaid, adulador, no podía contenerse de rabia- arrodíllate.
    -Siento que no me hayáis entendido, él es mi Rey, pero yo sólo tengo un Señor, que no tiene forma de hombre, ante el qué me arrodillo.

Y sin desmontar de su caballo, el lugarteniente sacó con presteza su cimitarra, dispuesto a segar la cabeza del infiel.
    -¡Deteneos, presto!- intervino el Rey, calmad vuestra justa cólera.
Ensoberbecido y arrogante, el Visir, no pudo por menos que descargar su rabia y de un certero tajo, cercenó la Cruz de rama de encina, que el viejo había tallado primorosamente y que presidía la entrada de su humilde choza.
    -¡Calmaos, fiel Ibn! merece la muerte por su arrogancia, pero ella misma lo salva porque es humilde con el convencimiento que sólo dan los años y atrevido, porque no calla lo que cree aunque en su defensa, con las palabras, pueda llegarle la muerte ¿Acaso vos, no daríais la vida por no renunciar a vuestro dios Alá o su profeta Mahoma?
Enrojeció visiblemente y envainó su arma.
    -¡Dad de beber a las caballerías!- ordenó el Rey y se aposentó en un peñasco debajo del gran árbol a su profusa sombra, sintiendo que le embargaba una agradable sensación de bienestar:

    -Decidme anciano, ¿Qué árbol es este de tan fresca sombra y que destaca sobre sus hermanos de la vaguada?
    -Noble Rey, le llaman Misto o Mesto, es hijo de un alcornoque y su madre una encina y cada día cuando me levanto, lo veo y me mueve a reflexionar de lo corto de la existencia y de la banalidad de la vida humana. Vivirá cientos de años, miles, y verá pasar a su vera pueblos y gentes dispares, como y vio pasar antes, a las legiones romanas que paraban aquí después de dejar Emérita Augusta, camino de Itálica.
     -Razón lleváis, el nos sobrevivirá y ahora, dejadme que os agasaje cono vos habéis hecho con nosotros. Quiero pagar vuestra agua.
    -Nada me place más que serviros como a cualquier caminante que aquí repose. Nada vuestro quiero, pues ya mi Señor me pagó con la vida y yo he de devolvérselo, sirviendo a los demás y sólo quiero seguir aquí alabándole y dando las gracias por tantas mercedes como me ha concedido.
    - Hasta en esto eres insolente, buen anciano
    -Me basta que me dejéis la vida para seguir adorando al Sumo Hacedor.
    - Pese a tu insolencia y arrogancia, te pagaré por tu hospitalidad, y a más, por esa agua tan fresca que debajo el Mesto atesora.
    - Nada me debéis Rey, pues nada de esto me pertenece, me lo prestó mi Señor para que lo usase y lo engrandeciese.
Llamó aparte al Visir y mandó que recogiese en un paño de Damasco, las joyas y alhajas que portaban, él y su séquito.
    -¡Pero Rey…!
    - Os los multiplicaré por cien y …¡calla!  La fe del cristiano es quebradiza, se alimenta de la pobreza y la necesidad. Otrora que partamos, tomará las joyas  correrá raudo a la ciudad y allá lo dilapidará en juegos, mujeres y vino. La voluntad del creyente cristiano decrece con la riqueza.
   - ¡Más no lo muestra así la historia!
   -Y, por eso les odias…¿Verdad? Toma campesino- y le tendió el paño que guardaba el pequeño tesoro.
   -Rey, el poder y la riqueza son perecederos y por eso siempre, estarán bajo la Cruz- replicó el ermitaño.
   -No conoce límites su insolencia- terció el enojado Visir, que tomó el paño y lo arrojó violentamente al suelo, junto a la cruz.
La comitiva, ya reunida con el resto de la hueste que llegó, se alejó en busca de los muros de la Alcazaba mora, y el ermitaño siguió en las tareas del huerto ajeno a la dádiva del Rey que en el suelo quedó.


Años después, los almorávides, enemigos aunque hermanos en religión, sitian y toman la capital del reino aftasí de Badajoz y ABU-YACUB, el Rey, tiene que huir en la noche camino de Córdoba y Granada, dejando tras de sí, poderes, riquezas y sus mujeres con sus seis hijos, a sabiendas que sus enemigos no se atreverán a derramar la sangre de los suyos, aunque su cabeza coronada fuera muy estimada para colgarla de una pica a la entrada de la ciudad, por la puerta de Carros.
Sólo le acompañan dos jóvenes fieles, hijos de los preceptores que lo cuidaron a él en su adolescencia y marcha apesadumbrado alejándose de sus queridas murallas.

Amaneciendo, llega a un lugar que recuerda de sus correrías venatorias… es la vieja huerta del ermitaño presidida por aquel gran árbol : El Mesto. Vislumbra su silueta y la del pozo a su pie y recuerda aquella agua, la más fresca y limpia que bebió jamás.

En su tristeza busca la figura del ermitaño, más nadie hay… pero aquellas palabras acuden a su cabeza:

“…Yo sólo tengo un Señor y sólo ante Él me arrodillo”
“…Lo corta que es la existencia y la banalidad de la vida…”
“…vivirá ciento de años y verá pasar pueblos…”

Sin saber porqué le viene a la memoria, casi exacta, la conversación con el anciano y al pie del árbol, donde la luz de la amanecida ya llegaba, llamó su atención una cicatriz en el pie.

El viejo cristiano, había vaciado en el corcho, al pie del Mesto, un lecho justo, donde colocó la Cruz que un lejano día, segara la cimitarra de su Visir y que presidió su cobijo. Con los años, la corcha la había ido abrazando, hasta hacerla parte del tronco; la reconoció enseguida por las filigranas de su talla, que pudo ver fugazmente aquel lejano día de caza:

“ EL PODER Y LA RIQUEZA SON PERECEDEROS Y POR ESO ESTARÁN SIEMPRE BAJO LA CRUZ”

Instintivamente mandó cavar a dos fieles bajo la cruz y allí, casi superficial, el paño semipodrido con las joyas intactas.

-¡Devolved todo a su sitio, donde deben permanecer…BAJO LA CRUZ!

Montó y se alejó cabizbajo.

Si vas hacia el Reino de Granada, dejando atrás las murallas del viejo Reino de Badajoz, a legua y media y cerca del regato Riverillas, te sorprende un majestuoso árbol, más grande y bello que los demás, párate VIAJERO, y reza, porque él te sobrevivirá y en su pie está enterrado el tesoro de ABU-YACUB, rey moro de Badajoz.
¡DEBAJO DE LA CRUZ!
Marcial-Jesús HUEROS IGLESIAS.
http://ellinceescritor.blogspot.com.
Estremoz (Portugal). La Albuera (España). Mayo. 2013.





MUSEU DE EX-VOTOS DO CRISTO DA PIEDADE.

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ANTA (DÓLMEN) DE BARBACENA. ELVAS. PORTUGAL.

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