lunes, 23 de abril de 2012

LA LEYENDA DE LA SIERRA DE GATA 28112005 Moch

LEYENDA DE SIERRA DE GATA







Los robles y las sabinas escalan, verdes, las laderas del valle hasta la cumbres, donde reinan las aguilas reales, dominadas siempre por las neblinas de la mañana.

La brisa helada, nos trae de vez en cuando el repicar monótono de las esquilas y los silbidos potentes de los pastores solitarios, ambiente cuyos fantasmas arbóreos aparecían de vez en cuando si el vientecillo despejaba a trechos la niebla.

Andar aquellos caminos de sierra sobre la tupida alfombra de las acículas de los pinos y respirar los aromas serranos de tomillos y oréganos; y el silencio de la mañana acompañado de los cantos de pequeños pájaros que se guarecen en la espesura del follaje; paisaje colorista de los montes poco hollados.

Nubarrones negros , setembrinos, enrarecen la tarde. La tormenta se acerca y gruesos goterones helados, levantan el polvo seco de los caminos. Las aves callan y el olor a tierra mojada lo invade todo, ¡Llueve sobre el Valle!. Reverdecen las hojas de los pinos brillantes por el barniz primigenio de la lluvia.

Y, cuando escampa la paz del valle y su silencio es prístino, la vida se ha detenido por un instante y el mundo semeja muerto. ¡Es la paz del mundo!




Recuerda cuantas almas amaron y sufrieron en estos montes desde el principio de los tiempos. Aquí nacieron, se apasionaron, criaron a sus hijos y aquí sufrieron los avatares de los siglos, penas y miserias alternando con pequeñas alegrias que hacían un poco más soportable la vida y llevadera la penosa existencia. Hombres y mujeres curtidos en millones de soles y tormentas.
Y, ¿Piensas que todo eso se ha perdido?



No. Ellos siguen aquí, vagando por los valles, descansando su alma eterna en estas vaguadas que tanto amaron contemplando como el curso de los siglos los ha olvidado. Pero no te engañes que ellos siguen ahí, respirando el mismo aire que respiraron en vida, viendo como su sangre es parte de esa sangre que hoy corre jubilosa en los hombres de estas tierras y que al tiempo estarán con ellos.


Dice una leyenda de estos parajes que si vas a invadir su espacio-¡Caminante de paso olvídala!-debes rendir pleitesía a las almas amables, y para ello, debes visitar el cementerio si vas a pasar un tiempo aquí y rezar por sus almas amables que pueblan el valle.

De mañana, con niebla y frio intenso, el forastero vagaba por el recoleto cementerio del fondo del valle- muros blancos y cipreses de alto porte-se detenía en las tumbas y leía los epitafios de sus moradores.

Dentro de aquellos sepulcros, cenizas y huesos mondos alimento de la parca. En los árboles los verderones cantaban tímidos desafiando al frio.

Contento con la vida, el forastero emprendió el camino del pueblo, que a esas horas olía a tahona y churros.

Y, ¿Sabes?, que si no los visitas y rezas por ellos, en la noche alguna alma traviesa te hará cosquillas en los pies y no te dejará dormir.



Mochilo 281105
Marcial-Jesús Hueros Iglesias.

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