Las sombras dibujadas por la luna
en las piedras milenarias,
dejaban fantasmas
en la penumbra.
Presencia humana, adocenadas
en la luz como polillas...
siempre ciegas. Concierto.
Subiendo la cuesta,
las letrinas
y su guardián:
un joven efebo, delgado, cetrino,
hombro desnudo a la moda romana
como su perfíl.
Aburrido y bello.
Mirada robada en la noche,
serena y caída.
Allí, entre las viejas piedras,
en la semi obscuridad,
la belleza
velaba
el templo
de los detritus.
La Alcazaba. Mérida. 10agosto2011. Concierto M. Poveda
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