Ya no duelen las caídas,
ya no duele la cabeza rota,
ya no pueden hacer nada por mí.
Por qué correr si ya estoy con Ala.
Pasaba por allí,
sucio como siempre, mira mis pies
descalzos. Con hambre, con un hambre
eterna desde que nací y de repente,
el mundo reventó.
No sentí como mi cabeza se abría como
una granada madura, no olí el olor
dulce de la carne quemada. Morí
antes de que mis oidos estallaran
No tuve ni un segundo
para pensar en los mios,
en mis padres sacrificados
para darnos de malvivir; en mis
hermanos con los que tanto jugué
para olvidar el hambre. Ya están aquí,
las moscas perseverantes del desierto.
¡No!,
no me muevas más que se vacían mis sesos
por el hueco de la metralla. Dejadme en el suelo,
sobre la tierra que nací
Y que me quieren arrebatar los
Potentes
de la Tierra.
Dejadme que después de tanta guerra
Mi cuerpo joven descanse en paz.
La Riá. 15seisseis
Marcial
Jesús
Hueros
Iglesias
2006
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