miércoles, 16 de mayo de 2012

EL FIN DE UN GREMIO. ESPANTAPÁJAROS.10112004






ESPANTAPÁJAROS
EL FIN DE UN GREMIO




-¿En que piensas, Espantapájaros?
- ¡En una buena fritada de gorriones, bien peladitos, fritos con ajito y pimentón! Eso sí, acompañados de unas buenas rebanadas de hogaza de pan de pueblo para mojar en la salsita, y...en la paja que me pica en la espalda y no puedo arrascarme.
¡Y el calor!, el calor que siempre hace aquí a estas horas y en el mismo medio del trigal. ¡Todo el día al “solato”!

"Me gusta más la noche en que me hace compañía una blanca lechuza, qué se limpia el pico suavemente en mi manga y no me hace daño con sus uñas: me mira a la cara y me sisea para saludarme. Desde mi hombro, su posadero, escruta atentamente abriendo la oscuridad, despejándola y desaparece dejándome solo otra vez. Pero al rato vuelve y en mi cara se zampa un ratón moribundo, todavía caliente, se “espurruja” para colocarse las plumas y descansa satisfecha en mi hombro."

"Me contó días atrás que un compadre mío, lo han puesto en lo alto de una higuera con un mono viejo amarillo; sus flojas piernas pajosas cruzadas como al desgaire y los brazos descansando en las ramas terminados en unos coquetos guantes de goma rosa"
¡Qué suerte tiene! con sombra y oliendo el frescor de los azucarados higos al amanecer.
-¡Para eso está! ¿No?, para guardarlos de las rapiñas de los pájaros, que los pican y los dejan inservibles para sus dueños.
¡HASTA ENTRE LOS ESPANTAPÁJAROS HAY CLASES!

"Bueno, de los pájaros no me hables. Cuando empecé a trabajar este año, los gorriones, estorninos y grajos-¡que escandalosos!-, ni se me acercaban y yo...tan contento. Pero al poco, me hacen como de su familia, se ríen de mí y siguen entrando al grano sin inmutarse por mi presencia y yo me siento triste al pensar que no sirvo para nada. ¡Y eso para quien vive sólo un año, es muy triste!

Cuando llega el otoño se alivia un poco el fatigante calor, pero empiezan las lluvias de después de la cosecha y al principio refrescan, pero cuando arrecian me van deshaciendo como el azúcar y para Diciembre que en el campo ya sólo quedan las cañas cortadas del trigo yo, en el suelo, hecho un guiñapo sin color, sucio y embarrado esperando que llegue el arado que se encargará de destrozarme"

"¿Qué si fui feliz este año?, ¡Pues no! porque voy a decir otra cosa. Sólo cuando algún niño se me acerca, me mira asombrado, da vueltas en torno mío, investigándome y cuando se cansa de tocarme haciéndome cosquillas...¡Se va!
Dos días antes de caerme, me visitó por última vez la lechuza, estuvo poco tiempo conmigo pues tenía mucho trabajo para alimentar a los cinco "corujinos" que le habían nacido. Me entristeció al relatarme como mis tres compañeros de las higueras, habían sido descarnados y los sombreros, monos, guantes y zapatillas guardados en una caja grande de cartón al fondo de la nave de los aperos de labranza. ¡Qué suerte!, vivirán la próxima primavera".

"En marzo, otro compañero, ocupará mi puesto aquí o un poco más allá: una cruz de palo, el mono más viejo y sucio de la finca y unos guantes roñosos de goma y seguirá mi mismo destino, bien relleno de paja... de zapatillas ni hablamos, pues nadie piensa en el frío que hace en los amaneceres de escarcha"
"Y lo malo, no es que vivamos poco; que me ha dicho la sabia lechuza que en muchos lugares que ella visita hay unos cañones que explotan y unos altavoces que imitan los cantos de los pájaros y rapaces que ahuyentan a los gorriones".
PARA MI QUE ESTE GREMIO ESTÁ CONDENADO A DESAPARECER.   ¡ES UNA PENA!


Marcial-Jesús Hueros Iglesias
Josito. 10112004

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